Física cuántica para los pobres de espíritu

domingo, 8 de marzo de 2009

Al Green - I Can't Stop (2003)

Al igual que el "Don't Give Up On Me" de Solomon Burke, "I Can't Stop" representó el regreso de un músico que había renunciado a su vida laica para dedicarse a la religión; pero la historia de Al Green es diferente a todas las demás, ya que su retiro se produjo después de haber tenido el mundo a sus pies.

A principios de los setenta, y de la mano de Willie Mitchell, creador del distintivo sonido del sello Hi Records, Al Green publicó una serie de álbumes excepcionales. "Let’s Stay Together" (1972), "I’m Still in Love With You" (1972), "Call Me" (1973) y "Explores Your Mind" (1974) son algunos de los títulos que se inscribieron con letras mayúsculas en la historia del soul. Discos perfectos, llenos de sensualidad y clase. Conmovedores por su espiritualidad y trascendentes por su esplendor formal. En 1974, cuando su carrera se encontraba en pleno apogeo, un hecho desgraciado marcó su vida para siempre. Mary Woodson, una ex novia, ingresó a su casa mientras Al se estaba bañando e intentó desfigurarlo arrojándole puré de maíz hirviendo. Luego se suicidó frente a él con una de sus armas. Green, que recibió quemaduras de segundo grado en el pecho, la espalda y los brazos, comenzó ha alejarse de la música secular a partir de ese momento. En 1976 se consagró reverendo de la iglesia Pentecostal y compró su propia iglesia, aún así continuó editando discos de soul. Mitchell, que no estaba de acuerdo con el nuevo rumbo que tomaba su carrera, decidió interrumpir su sociedad artística y los siguientes discos de Green fueron producidos por él mismo: "The Belle Album" (1977) está a la altura de sus clásicos, no así el fallido "Truth n' Time" (1978). Un nuevo incidente ocurrido en 1979 desencadenaría su retiro definitivo (o casi) de la vida mundana. Durante una actuación en vivo en Cincinnati, se cayó del escenario y sufrió graves heridas. Otra señal de que debía consagrar su vida exclusivamente a Dios, o por lo menos eso fue lo que interpretó el protagonista de nuestra semblanza. Durante las décadas del ochenta y del noventa su contacto con la música se circunscribió a editar álbumes de gospel, aunque en 1994 intentó un regreso con el interesante "Don't Look Back", producido por Arthur Baker junto a Andy Cox y David Steele de los Fine Young Cannibals. Este disco que originalmente fuera lanzado exclusivamente para el mercado europeo se publicó en Estados Unidos al año siguiente con un par de modificaciones y bajo el nombre de "Your Heart’s in Good Hands" pero no obtuvo repercusión con ninguna de sus ediciones.

En el 2003, tal vez inspirado en el glorioso retorno de Solomon Burke, Green volvió a intentarlo y esta vez la historia tuvo un final feliz. En una entrevista con la revista Les Inrockuptibles contó los motivos de su vuelta: "Willie (Mitchell) me insistió durante más de veinte años para que volviéramos a hacer un disco juntos. Acepté por dos razones: primero, hace unos meses un hombre me reconoció en la calle y me dijo: "Al, ¿porqué no volves al soul? Lo conoces mejor que nadie..." ¡Me contó que cuando estaba en la panza de su madre ya escuchaba mis canciones! Eso me emocionó. La segunda razón es que Willie ha pasado momentos muy difíciles últimamente. Perdió a su hermano y a su esposa y estuvo un tiempo internado por culpa de la diabetes. Sabía que necesitaba un cambio de aire, así que terminé accediendo. En un momento me dijo: "Sos mi artista, hace mucho tiempo comenzaste una obra que jamás terminaste. Este álbum que haremos juntos será tu obra definitiva". "I Can't Stop" quizás no sea su obra definitiva, pero indudablemente está a la altura de las circunstancias. La virtuosa voz de Green es la misma de siempre, y la producción de Mitchell reproduce a la perfección un estilo único. La magia de la sociedad interrumpida veintisiete años atrás estaba de vuelta. "I Can’t Stop", “Raining in My Heart” y "Million to One" son algunas de las joyas atemporales que engalanan este disco y que se inscriben sin ningún tipo de dificultad entre lo mejor de su repertorio. Además de Willie Mitchell, aquí participaron varios de sus músicos históricos: el guitarrista Mabon “Teenie” Hodges, el bajista Leroy Hodges, el grupo vocal Rhodes-Chalmers-Rhodes y la sección de vientos The Royal Horns. Al Green volvió a grabar en el mítico estudio Royal de Memphis y a cantar en el Number Nine, un microfono que permaneció veinticinco años guardado en un cajón esperando reencontrarse con su único dueño.

Para terminar, el reverendo Green nos aclara una duda que, seguramente, más de un escéptico como yo debe tener: ¿por qué cree que buena parte de los cantantes de soul de los sesenta y setenta que no murieron de jóvenes han acabado refugiándose en la Iglesia?
"Porque una vez has alcanzado cierta posición en la vida, sea lo alta que sea, ya solo te queda un lugar al que ir. No tienes otra elección. Todos hemos subido por esa escalera. Ahora yo soy su embajador y mi trabajo es transmitir amor y felicidad. Él me dijo: "Al, quiero que lleves amor y felicidad alrededor del mundo. Nunca lo olvides. Cada noche tienes que hablarles un poco de Jesús. Y luego ya les cantas todas tus canciones".

Track List:
01. I Can't Stop
02. Play To Win
03. Rainin' In My Heart
04. I've Been Waitin' On You
05. You
06. Not Tonight
07. Million To One
08. My Problem Is You
09. I'd Still Choose You
10. I've Been Thinkin' Bout You
11. I'd Write A Letter
12. Too Many

5 comentarios:

Unknown dijo...

Hermoso disco para un ansiado regreso. Tremendo abrazote, Old Fashioned Lover...

spellbound dijo...

Carlos, muchas gracias por la visita.

Saludos.

spellbound dijo...

I Can't Stop:

http://sharebee.com/1ab06f5a

Róbinson :) dijo...

Tú sí que sabes de buena música, compadre. Y gracias por esta buena reseña y su contenido.

spellbound dijo...

Muchas gracias.